domingo, 10 de diciembre de 2017

Tu mirada me hace grande.

El vaivén en nuestra vida. Ese es el problema. Estamos 
anclados en una rutina que gira en bucle...

Corremos de un lado para otro tratando de no llegar
demasiado tarde. Estudiamos. Trabajamos. Comemos.
Aceptamos compromisos. Cumplimos con obligaciones.
Saludamos a toda prisa. Dormimos menos horas de las
que deberíamos. Llevamos a cabo promesas. Arreglamos
contratiempos. Solucionamos la vida de muchas personas.
Llamamos por teléfono. Otras veces ni tiempo de mirarlo.
Organizamos la agenda...

Hacemos tantas cosas que nos olvidamos de lo que es realmente
importante. PARAR. Parar y disfrutar de nuestro pequeño descanso.
Parar y poder dedicarle un pequeño tiempo
a esas personas que siempre están con nosotros, en las buenas
y en las malas. Sobre todo los que están en las malas, que son
los peores tragos. 

A veces es necesario recordarle a las personas que apreciamos lo
importante que son para nosotros. Recordarle lo mucho que las
queremos. Y lo agradecidos que estamos de que sigan aun a nuestro
lado, a sabiendas de que somos incorregibles, y otras veces
insoportables.

Hace tiempo que entendí que los para siempre no existen. Que nunca
sabes cuando puede terminar algo. Por ello es necesario creer en el 
hoy. Cuidar el hoy, y luchar para que exista un mañana. Sentirnos 
bendecidos por tener una oportunidad cada día de disfrutar de todas
aquellas personas que queremos.

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