miércoles, 26 de octubre de 2016

Recuérdamelo una vez más.

El hogar se encuentra allí donde nuestro corazón pertenece.
Es imposible mantenerse con buena envergadura al cien por
cien todo el tiempo. La vida transcurre y un día estamos arriba 
y otro abajo. Un día puedes estar abajo y destruir todo lo que 
tienes a tu alrededor y otro día estar en lo alto reconstruyendo
de nuevo todo tu mundo.

En cambio, no dejamos de querer a las personas que significaron
demasiado en nuestra vida. Aquellas personas que llegaron sin un
motivo y que nos han dado un motivo para quedarse. Siempre
las recordarás en la música, en los lugares, las verás en sitios
donde no están, las olerás sin ni siquiera tenerlas delante...

Las peleas, los enfados o las discusiones suelen ser transitorias.
Es cierto que, muchas suelen tener una duración infinita, pero,
otras se disipan en cuestión de segundos, horas, días o meses...
 ¿Y qué es lo que siempre queda? El recuerdo. El amor. La 
añoranza... 

Es tierno poder mirar hacia atrás y darte cuenta de que existió 
una época en la que solamente eráis felices. Codo con todo. 
Sin embargo, también es triste.

Y así funcionan los recuerdos. Hay que permitirles
entrar, sufrirlos o disfrutarlos, y dejar que se vayan... 

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