domingo, 20 de julio de 2014

Haré que lo recuerdes.

Hasta la cuerda más gruesa puede romperse con la simple tensión
provocada por dos personas tirando en cada uno de sus extremos.

Los cimientos de una amistad pueden haberse construido a lo largo
de los años muy lentamente. Primero se prepara el terreno, después
se colocan las vigas y la fachada y, por último, se le da una buena mano
de pintura inoxidable y resistente.

Sin embargo, siempre existe la opción -debido a que todos podemos
escoger-, de utilizar una grúa de demolición y acabar con todo el
esfuerzo depositado en esa estructura. Duele. Es terriblemente doloroso.
Duele ver como se apagan los atardeceres que iluminaron todas aquellas
horas de afanoso trabajo. Duele sentir que la ilusión y la magia que alimentaba
el motor de las sierras eléctricas ahora se encuentra totalmente agotada. Duele
sentir el calor que emana de los escombros, tras arder en llamas los restos que
perduraron de aquella trágica demolición.

Ahora que nos miramos como extraños, ahora que ya no cruzamos siquiera
palabra alguna, ahora que has decidido destrozar mi corazón, ahora que la gruesa
cuerda está por fin rota, te diré una única cosa: siempre existirá algo bueno detrás
de todo lo malo. Siempre existirá una pequeña lección venidera, y espero que
la recuerdes.

"La familia que me acompañará el resto de mi vida, no se medirá por la sangre que fluye
 dentro de las venas, sino por el honor y por la lealtad".

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