Deseamos ser estrellas. Deseamos brillar.
Somos capaz de conseguir atrocidades con
tal de lograr la felicidad máxima. Pero para ello,
para lograr la superación hay que aprender
a no rendirse. Y digo aprender porque cuesta
un brutal esfuerzo volver a levantarse después
de cada caida. Tragar cada derrota y
transformarla en una experiencia positiva.
Porque, al fin y al cabo, lo que no te mata te hace
más fuerte.
Y no, hoy no. Hoy no vas a ponerme
contra las cuerdas. Grita, quéjate o ponte delante
de mí, pero te aseguro que no conseguirás pararme.
Te prometo que voy a levantarme, solo, pero con
ilusión, porque yo tengo un sueño, y eso es lo que nos
diferencia a ti y a mi. Así que mírame. Mírame crecer.
Porque esto, es solo el principio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario