martes, 6 de marzo de 2012

El puente de mi vida.

Esta es la historia de un puente. El mismo puente
que he cruzado desde que nací y estaba en los brazos
de mi madre, hasta ahora que escribo la historia.
Esactamente el mismo puente que me ha visto correr
y me ha regalado paisajes que, al ser tan indílicos,
son casi indescriptibles. Tú me has visto reír con
mi sonrisa de niño y llorar como un adulto. Te has tragado
cada uno de mis conciertos y mis bailes, cantando melodías
que siempre llevaban un buen significado, que marcaban mi
vida.

Esta es la historia de un puente donde una vez perdí
un regalo y aterrizó en la autopista. Que conoció
también a mis amigos y desde donde grité a los cuatro
vientos que te quería. Es el puente de todos los días.

Quería decir con esto que es verdad que no te veo todos
los días, ni tengo posibilidad de compartir contigo la
mayoría de cosas que suceden en mi día a día, pero estoy
feliz de saber que existes y que siempre puedo contar
contigo. Porque eres como mi puente, siempre soportándome,
aguantándome y elevándome a las alturas. Eres los cimientos
de mi vida. Eres un sueño hecho realidad.

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