Todos nacemos en una familia. Puede gustarnos más
o puede gustarnos menos, pero debemos aceptarlo.
Sin embargo, cuando nos hacemos mayores, empezamos
a ser capaces de elegir por nosotros mismos, de tal modo
que elegimos a nuestra propia familia.
Elegimos con todo matiz a las personas que queremos
que nos acompañen durante nuestra vida, con sumo
cuidado. Elegimos la gente que queremos tener cerca porque
las personas que terminan el día a tu lado, esas son las
personas que merecen la pena.
Ocurrirá a veces que, como a mi, tengas que cambiar
de familia porque al fin y al cabo cuando pensastes
que podrían ser tu familia no resultó ser más que
un engañoso espejismo. Pero, si también llegas a ser tan
afortunado como yo, cuando menos te lo esperes
encontraras a una familia con la que, por primera vez,
tengas el presentimiento que será para el resto de tus días.
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