miércoles, 27 de julio de 2011

Tan solo palabras.

Cuando debemos hablar las cosas no lo hacemos,
pero cuando no debemos hacerlo, hablamos más de la
cuanta. Tanto que a veces no sabemos como estar a la
altura de todo lo que hemos dicho. Otras veces, simplemente
no sabemos que decir. Pero algo es seguro, cuando es el
momento necesario, para que todo salga bien, hay que hablar
las cosas. Suele ser mejor que mantenerse callado cuando
las cosas no van bien. Aunque siempre acompañadas tus
palabras de la mano de la comprensión, porque cuando no
queda comprensión, no queda nada.

Habla, aunque las palabras sean tan poderosas que destruyan.
Incluso a riesgo de hacer feliz a alguien que no seas tu mismo.
Aunque a veces lo que digas se vuelva en tu contra y se te de la
vuelta a la tortilla. Al fin y al cabo es la mejor solución. Y la mayor
parte de las veces, es lo único que nos queda.

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