Tú llegas imparablemente, me tocas y me elevas.
Y me miras. Y me preguntas mil y una vez,
¿qué te pasa? Y ahora no sé como desacerme
de todo el mundo para que solo quedemos tu y yo.
Y me miras de nuevo. Y te miro. Y me vuelvo
a perder en el circulo azul cielo de tu mirada.
Y sonrío. Y te abrazo. Y me dejo deslizar por
tu suave piel, transportado por tu agradable olor.
Parece que tu olor me acaricia y me abraza. Y
cada vez quiero más. Y ya no puedo desprenderme
de ti. Sintiendo todo tu calor. Pensando que... gracias
a que tu existes, me considero el hombre más afortunado
vivo en este mundo.
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