miércoles, 3 de noviembre de 2010

Choque de trenes.

Como todo el mundo solemos ser cabezotas. Nos tropezamos
una y otra vez con la misma piedra para darnos cuenta de
por qué demonios no la rodeamos.
Por eso mismo esperamos siempre algo de alguien. Esperamos
muchas cosas de la gente. Una llamada, un gesto, una palabra,
un acto... esperamos porque pensamos que la gente actuará
como nosotros lo haríamos.
Es un error. Pero como ya dije: somos cabezotas. Todos tropezamos
una, y otra, y otra vez con la misma piedra.



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