martes, 16 de julio de 2013

La mejor parte de ser un niño.

Los niños siempre me han parecido extraordinarios. Los pequeños
tienen una capacidad mental que llega mucho más lejos que
las ideas de cualquier adulto. ¿Cómo lo hacen?  Su imaginación es
totalmente un misterio...

Basta solamente un simple estimulante para que ellos mismos
comiencen a encajar engranajes en su cabeza y creen cuentos de hadas,
 hombres con súper poderes, personas con capacidades inimaginables,
animales que hablan, fieros dinosaurios, magia... entre otro millón
de historias más de las que estoy seguro que has oído hablar.

¿Qué le ha pasado a las personas mayores? ¿Alguien puede explicármelo?
¿Dónde se han quedado la ilusión y la imaginación? Por lo observado,
cuando estás creciendo, tus ideales cambian, tus sueños nacen y mueren, y
entonces dejas de escuchar al niño que existe en tu corazón.

Pues eso, exactamente eso, es sencillamente un error garrafal. Dime,
¿qué haríamos sin la música que nos arropa en los momentos más
maravillosos de nuestra vida?, ¿qué haríamos sin las películas que nos
hacen pensar que siempre se puede conseguir un final alternativo o
que nos enseñan valores que nos convierten en mejores personas?,
¿qué haríamos sin los momentos mágicos, sin la locura?, ¿qué seríamos
si alguna vez dejamos de soñar y nos convertimos en máquinas que ya
no son capaces de palpar ni una sola gota de sentimientos?

Lógicamente todo eso ha sido creado por personas
que sienten a su niño interior, y que lo dejan salir muy a menudo.
Y gracias a esas personas, muchas otras han aprendido a creer
que todo es posible, que se puede volar, y que el cielo es del color
que tú decides que sea.

Los niños son extraordinarios, como ya he dicho. Solamente debes de fijarte
en ellos, aunque solo sea por un  rato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario