jueves, 4 de octubre de 2012

Congelado en el silencio.

Terminó de llorar en el momento en que descubrió que sus
lamentos no iban a conseguir que el sol regresara otra vez
como hacía cada día. Aquel sol de abril que quemaba el color
de las paredes de los edificios otorgándoles una gran saturación.
Llevaba tumbado desde hacía días en  el suelo frío con el cuerpo vacío,
pues su alma se había ido con el viento.

No podía recordar cómo, dónde o cuándo pero tomo las
últimas fuerzas que le podía otorgar su corazón y puso
sus ya resquebrajadas manos en aquel pavimento helado y
sin sentido. Algo en sus recuerdos, en su interior, en sus
más profundas entrañas lo animaba a seguir. Usó sus
rodillas temblorosas para levantarse utilizándolas de apoyo.
Y cuándo estaba de pié su mirada se quedo fija en el espacio.
Todo a su alrededor estaba mudo. Era como si el mismísimo viento
se hubiera silenciado solo para presenciar aquel mágico momento.

Duespués de unos segundos que parecieron minutos, el muchacho
esbozó una sonrisa que poco a poco pasó de estar insinuada a
estar totalmente presente. Y se hizo público el escándalo más
estruendoso posible, una sonrisa de valor que rompía con el
silencio que le encadenaba durante días.

Y lloró. Lloró como nunca había llorado antes. Lloró de tal forma
que hasta las paredes no pudieron evitar llorar junto a él también.
Pero esta vez no lloraba por aquella cantidad de días que el sol se fue
ni por todas las malas pasadas que vivió en el ayer, lejano, que ahora
quedaba atrás. Lloraba porque fue capaz de levantarse. De suturarse
las heridas. De poner un pie y ver como lo estaba haciendo. ¡Lo estaba
haciendo! Lloraba porque en su interior sintió que sí existía una salida,
y que podía volver a empezar otra vez. Todo era ahora posible. Y
corrió. Corrió como si no existiera mañana para vivir su vida como
de verdad debería haberla vivirlo. Para recuperar un tiempo. Para
luchar.

Desde entonces aquel muchacho no ha vuelto a ser el mismo.
Desde entonces aquel muchacho siempre ha sido mi ejemplo
a seguir. Todo era ahora posible.

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