martes, 14 de septiembre de 2010

Reciproca.

Se trataba de eso. De su maldita contumbre de irse a su antojo
sin despedirse, y volver en el momento menos esperado. Como
las hojas que se lleva el viento arrastrándolas a un sin lugar.
Comenzando no siendo nada y terminando siendo todo
para mi.
Por que ella era fría y caliente. A su vez fuerte y débil.
Es tener un escalofrío en Julio y un sofocón en Noviembre.
 Es mi sueño de Paris, y el suyo de Roma.
Totalmente real y a la vez que fictico. Es grito y silencio. Tan loca
y a la vez tan cuerda...
Cuando me rozaba era un domingo y su vacío, un lunes... mientras
dejaba su perfume en cada paso que dio.
Puede llegar a ser tanta felicidad, como trizteza. Y tanta oscuridad
como a su vez la luz de sus ojos infinitos.
Siempre que se mueve me deja mil huracanes terroríficos y a su vez
una tranquilidad casi asfixiciante.
Lo dicho, cuando tambaleo en su presente soy verano y en su  dura partida, invierno.


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